Siguiendo la línea de pensamiento de Kathy, yo también me retracto, bueno, desde hace bastante tiempo me retracté, pero se los hago saber a ustedes. El que hagas bien las cosas, no garantiza que eso funcione. Así que estoy en el grupo de, “vamosaexperimentarotracosadistintaporqueelhacerlobiennofuncionohazlomalsoloporocio”
Y eso que yo soy bien conservadora en esas cosas, chale. Lo que hacen las pérdidas de tiempo..
Pues el otro día que fui a la skull, es decir el viernes. Hablé un momentito con El muchacho pasmadotea, del cuál no he hablado desde hace rato, simplemente por que no he querido y no hay nada relevante, ni nuevo bajo el sol. Sigue en su ¿jueguito? extraño. El cual yo deje por aburrimiento y hueva, la mera verdá. Simplemente dejo que el devenir siga su curso en el orden del caos.
El punto es que mientras esperaba a mi amiga de la Skull, me lo encontré, y pues la plática no pasó de un: “Hola ¿Cómo estás? Bien ¿y tú? ¿Qué estas haciendo en vacas? Bueno me tengo que ir, te veo luego.”
Nada nuevo, se los dije. Lo que me hace mencionarlo ahora es que el sábado platicando amenamente con un poco de alcohol y una buena amiga, reconocí abiertamente que esto es lo más cercano a una relación recíproca que he tenido. Tal vez simplemente por que no haya propiamente relación alguna. Pero creo que si la hay, en cualquier relación debe haber un vínculo, el que sea. El de la dependencia, el del amor, (con sus variaciones y/o imitaciones), el de sadomasoquismo, el de compenetración, el de la destrucción, el de la simpatía, de la pasión, el de la conveniencia…güateber, el que sea. No es necesario intercambio de fluidos, palabras bonitas y de cursilerías para que exista una relación, ni es necesario que el sentir sea mutuo, eso sería limitar demasiado la falta de coherencia del hombre, y esa es infinita.. Ortega y Gasset decía que generalmente las personas hacen la analogía de que “amor” es sinónimo de la persona u objeto que recibe el afecto.
Eso no es amor, son “amores”. Los “amores” son acontecimientos que ocurren entre las personas, accidentales o incitados. En esas relaciones se interponen factores que complican su transcurso, en ocasiones, la mayor parte de las veces, esos “amores” tienen todo menos eso que hace llamarse amor.
El deseo, vulgarmente confundido con lujuria o pasión en un sentido meramente superficial, es la tendencia de posesión de algo. Cuando este se obtiene, el deseo cesa. Sin embargo el amor es insaciable, siempre quiere más. El deseo es más bien de carácter pasivo, pues espera que las cosas vengan a él, el amor es más activo siempre busca ir hacia el objeto. Pero es necesario para un vínculo.
¿Qué vinculo hay entre el muchacho phasmadotea y yo? Simple, el del capricho.
Nos deseamos, por mera curiosidad y mera obstinación por parte de ambos.
Por lo menos de mi parte. Yo me aventuro a decir esto, por lo que he tratado y deducido a lo largo de ping pong de pedantería artrópodica.
Ninguno de los dos gana, por que no hay nada que ganar. Ninguno pierde pues no hay que perder, más que tiempo y soberbia de por medio. Si hubiera todo ese cuchiplancheo, de besitos, cursilerías, coqueteo bilateral, no me molestaría. Y creo que seguiría igual. Nadie está enamorado. Sinceramente si él me lo permitiera, no me costaría trabajo enamorarme (ojo: dije enamorarme, no amarlo) enamorarse es muy sencillo.
Leyendo a Oscar Wilde en el retrato de Dorian Gray, uno de los personajes Henry, le dice a Dorian que esa pasión que siente por si mismo, no es más que un capricho. Pues la diferencia entre un amor de toda la vida y un capricho, es que este último dura toda la vida.
Así reconocí que, vulgarmente, él único vínculo entre el muchacho y yo es mero capricho simple y vano, de ser una pasión o un amor esto ya habría acabado desde hace tiempo. Lo cuál no nos hace perder nada y estoy molto happy por eso.
Retomando mi metáfora con Dorian Gray, cuando este Dorian descubre en su retrato su verdadero aspecto (por favor, no sean huevones y léanlo, si pueden en su idioma original mejor, es exquisitamente abrumador) me hace recordar lo que alguna vez me dijo mi abuela: Cuando empieza el asco, termina el amor.
Pero esa es otra historia, con otra anécdota, con otros insectos, con otra Gabriela.
Cosas que se van.

2 comentarios:

-- dijo...

Puritititititita verdad,
el capricho dura toda, toda,
todísima una vida, pero lo
demás pasa y se acaba con el
tiempo, así que yo, como
buena mujer contemporanea y
como su comadre :P, opino que
se quite el capricho jajaja XD,
pobre muchacho, la riega en
serio eh!!!!!!
Pero bueno, ahora que lo leo
a las 2:30am jaja, se me hace
que lo único que yo tengo por
aquel principe azúl podrido
es capricho tmb...

Rayos...

Gaby dijo...

Capricho, oh capricho.

Mientras mas se de los hombres, más quiero a mi vibrador. ;D

No, que va.... Ojalá fuera cierto.